Reconozco que no estuvo bien hacerle chantaje a mi tía pero después de leer mi historia entenderás que incluso le hice un favor…
Se llama Ángela y era la mujer de mi tío, digo era porque se divorciaron hace unos meses, algo que no me sorprendió después de conocerla mejor. Para mi no pasaba desapercibido que era una mujer de 38 años muy atractiva y tampoco que todos los tíos se le quedaban mirando y ella les sonreía.
Entiendo porqué mi tío siempre estaba enfadado, supongo que habrían otros motivos pero el principal es que ella era demasiado «simpática» con todos los hombres. Mi historia con ella duró poco, la verdad, pero lo suficiente como para acordarme toda la vida de los muchos momentos de sexo que tuve con ella en tan solo un mes.
Lo nuestro empezó de manera fortuita el día que me la encontré en el baño con la puerta abierta y masturbándose. Pensó que yo estaba viendo la tele en el salón o quizá lo hizo queriendo, pero la pillé masturbándose con los ojos cerrados y el móvil en la mano teniendo cibersexo con un hombre que evidentemente no era mi tío. Realmente me molestó bastante, aunque era una infidelidad «virtual» el caso es que estaba teniendo relaciones sexuales a distancia con otro tío y no me pareció bien.
- ¿Te parece bonito lo que estás haciendo tía?, le dije…
- ¡¡¡Vete de aquí!!!, ¿me estabas espiando?, ¡se lo voy a decir a tu tío!.
- No, perdona, yo soy el que le voy a decir lo que estabas haciendo, me parece muy sucio por tu parte y no me lo esperaba de ti.
En ese momento se quedó callada porque la había pillado, no sabía ni qué decir y yo la miraba fijamente esperando su respuesta, pero no llegaba. Le dije que mi tío la quería mucho y que era un buen hombre, pero en ese momento empezó a hablar.
- Mira, te voy a contar la verdad, tú no conoces a tu tío y sé desde hace tiempo que está con otra mujer. Lo que yo hago no está bien, pero hace mucho tiempo que no me siento deseada y tampoco tenemos relaciones sexuales. Quiero mucho a tu tío y no me gustaría divorciarme de él, pero soy una mujer y necesito sentirme viva…
En ese momento me puse en su lugar y la comprendí. Todo era muy extraño porque ella estaba sentada en la taza del váter con las bragas por las rodillas y yo mirándola, pero no hacía el amago de subirse las bragas. Ambos nos calmamos y empecé a profundizar un poco más mientras ella seguía en la misma postura. Me acerqué un poco más y se puso nerviosa, yo permanecí tranquilo porque realmente tenía el poder, así que se me ocurrió sacar partido de ello…
- Mira tita, si la relación con mi tío no es buena es mejor que lo dejéis, sin embargo me veo obligado a contarle lo que acabo de ver.
- Te pido por favor que no le digas nada y haré lo que sea, pero lo he criticado tanto que si descubre que estoy haciendo lo mismo se enfadaría mucho.
- Ahá, entiendo, ¿y qué estarías dispuesta a hacer?, a mi se me ocurren muchas cosas pero de momento sólo una…
Obviamente estaba jugando mis cartas y claramente le estaba diciendo que mantuviera relaciones sexuales conmigo. Curiosamente se le dibujó una sonrisa en la cara como adivinando rápidamente cuáles eran mis intenciones.
- Sé perfectamente por dónde vas y me parece muy bajo que me hagas chantaje, mucho más sexual…
- Yo no he dicho nada tita, lo has dicho tú todo.
- No me tomes por tonta porque sé perfectamente lo que quieres, pero si con eso consigo tu silencio, lo haré.
Ya era mía, ¡qué fácil había sido!. En el fondo me daba un poco de lástima pero si supuestamente no estaba satisfecha sexualmente hablando, seguro que la haría feliz durante unos minutos. No hablamos más y aún en la misma postura sentada en la taza del váter, me saqué la polla y la acerqué lentamente hacia a su boca.
Ella miraba mi verga fijamente y de repente bajó una de sus manos hacia su coño y empezó a masturbarse. Justo cuando sus labios rozaban mi capullo e iba a saborear mi rabo, me retiré un poco dejándola con la miel en los labios. Estaba furiosa y muy excitada, se inclinó hacia delante para chupármela de nuevo, me la agarré con una mano y empecé a golpearla con mi polla por toda su cara.
Literalmente estaba babeando, deseaba con todas sus ganas meterse mi trozo de carne hasta el fondo y no la hice sufrir más. Con la mano que le quedaba libre me la agarró con fuerza y empezó a chupármela mientras me pajeaba. La escena era de película porno y sin embargo era totalmente real, tan real como que la viví en mis carnes. Mientras ella seguía masturbándose, chupándomela y pajeándome, empezó a hablar:
- ¿Sabes?, tampoco conoces a tu tía… Puedo ser una zorrita muy mala, tu zorrita si tu quieres. Ya que hemos empezado esto puedes hacer conmigo lo que quieras y cuando digo lo que quieras… ¡¡¡ES LO QUE QUIERAS!!!.
Yo estaba cada vez más nervioso y cachondo, había abierto la caja de pandora y quizá no estaba preparado para darle a una mujer madura lo que necesita de un hombre. Al fin y al cabo tenía solo 20 años y ella me duplicaba la edad. No podía flaquear, así que le quité la camisa a lo bestia rompiendo los botones, le quité el sujetador y empecé a chuparle las tetas. Por cierto, tenía unas tetas naturales perfectas y de un tamaño ideal, prácticamente un pecho abarcaba toda mi mano.
Mientras le estrujaba las tetas empezamos a besarnos y se desató la locura. Al fin se levantó y tal y como lo hizo, la empujé contra la pared y empecé a follármela por detrás a lo bestia. Ella jadeaba y gritaba que incluso daba hasta miedo. Se agarró a las cortinas de la ducha que era lo único que tenía a mano y tuvo un orgasmo en mi polla que me chorreó por todas las piernas. Cuando estaba a punto de correrme ella lo notó y dijo:
- ¡Ni se te ocurra sacarla!, quiero sentir tu leche, dámela toda por favor, ¡la necesito!.
Aceleré el ritmo y me corrí brutalmente dentro de ella mientras ambos estábamos prácticamente sin aliento. Tras habernos corrido prácticamente a la vez nos quedamos un rato jadeando y agarrados, ninguno de los dos sabíamos muy bien qué debíamos hacer.
No estaba dispuesto a que la cosa terminara así tan rápido y cuando me preguntó; ¿y ahora qué?, le dije: ahora vamos a tu habitación que te voy a follar otra vez, ¿no has dicho que ibas a ser mi zorrita?…
Estuve follando con ella por lo menos 3 o 4 horas, descansaba un rato y me la volvía a tirar. Me tomé al pie de la letra sus palabras y solo Dios sabe cuánto disfruté de ella. Era recíproco, me decía en todo momento cuánta falta le hacía aquello y en varias ocasiones me dio las gracias. Era increíble, encima de que me la estaba tirando porque le había tendido una trampa, ¡estaba agradecida!.
Tal y como os he dicho lo nuestro no duró mucho, pero fue muy intenso y es una pena que al final lo dejara con mi tío porque ya no la he vuelto a ver. En cualquier caso me llevo los momentos vividos y ahora paro de pensar en otra de mis tías, me pone muy cachondo y por lo visto su matrimonio no va muy bien. Conociendo las debilidades de las mujeres a las que no les va bien en su matrimonio es mucho más fácil llegar a ellas, ya me entendéis…