En principio todo indicaba que la reunión familiar iba a ser igual de aburrida que todos los años, pero esta vez estaba muy equivocado…
Mi padre quedó con sus dos hermanos y en total somos 8 primos, 7 chicos y una chica. Hacía dos años que no veía a mi prima y la última vez que la vi tenía 18. Era súper pesada y la verdad es que no estaba muy buena, era «del montón». No me llamaba la atención.
Tendríais que haber visto mi cara cuando la vi entrar por la puerta de casa de mis abuelos, que es donde celebramos la fiesta familiar. Había cambiado radicalmente y le habían crecido un par de tetas que no pude dejar de mirar en toda la noche.
Estaba muy callada y ni si quiera parecía la misma chica que había visto dos años atrás. Se llama Lucía, es bajita, morena y tiene los ojos azules. La dureza de sus tetas no se puede comparar con nada y pasa lo mismo con su culo, pero no me quiero adelantar porque me emociono…
Estuve charlando (o intentando) con ella casi toda la noche porque me ponía muy cachondo hacerlo. Ella simplemente sonreía pero soltaba las palabras con cuenta gotas. De lo que sí me percaté es que me miraba siempre fijamente y me daba la sensación de que le gustaba, pero claro, uno siempre piensa que es producto de la mente enfermiza que tenemos los hombres.
Mis primos no le hacían ni caso y estuvieron toda la noche jugando al futbolín que tengo en la terraza. No me lo podía creer, yo era el único que se había fijado en el cuerpazo de mi prima y después de unas copas cada vez veía más fácil el hecho de follármela.
El caso es que todos acabaron borrachos y mi prima y yo nos fuimos a mi habitación. Mi casa es un dúplex, mi cuarto está en la buhardilla y Lucía me dijo que estaba cansada, así que nos tumbamos en la cama. Serían sobre las 2 de la mañana, abajo continuaba la fiesta y nadie nos molestaría, ni si quiera se dieron cuenta de que nos fuimos.
Sin darnos cuenta nos quedamos dormidos, ella mirando hacia la puerta y yo detrás de ella con la típica postura de cucharita. No sé que hora sería pero de repente noté que la cama se movía, cuando abrí los ojos y reaccioné, mi prima se había quedado en bragas y estaba restregando su culo en mi polla.
En ese momento estaba bloqueado, no sabía si realmente estaba dormida y no se daba cuenta o sencillamente me estaba pidiendo que me la follara. Cada vez tenía la polla más dura y no quería moverme, pero finalmente la acompañé en el movimiento y empecé a restregar la punta de mi rabo con su coño. Ufffff, notaba lo mojada que estaba y no me atrevía ni a preguntarle si estaba dormida.
Yo estaba a punto de correrme y ante mi sorpresa mi prima se retiró las bragas, me agarró la polla y se la metió ella sola. Diosss, ni siquiera sabía si se tomaba la píldora anticonceptiva, pero tampoco tenía tiempo de preguntar porque me quedaban segundos para eyacular. Ni lo pensé, exploté dentro de ella como jamás lo he hecho y no pareció importarle.
Después nos quedamos quietos los dos, ella me agarro la verga y la sacó, se volvió a colocar las bragas y siguió durmiendo. ¿¿¿Qué se supone que debería hacer yo???, me había follado a mi prima, me había corrido dentro y ella como si nada. Una de dos, o era una zorra o llevaba tiempo deseando tener sexo conmigo.
Si ella no hablaba yo tampoco, así que después de darle muchas vueltas a la cabeza me quedé dormido.
A la mañana siguiente me desperté y ella seguía durmiendo. Me hice el desayuno mientras pensaba en lo que había ocurrido unas horas antes. En mi casa había un silencio absoluto y escuché cómo crujían las escaleras, era mi prima y bajaba sonriente mirándome de nuevo fijamente a los ojos. Me preguntó qué había de desayunar como si no hubiera pasado nada y le preparé el desayuno totalmente avergonzado.
Empezaron a llegar mis primos, mis tíos y mis padres y yo seguía sin saber qué pensar, decir o hacer. Cuando se fueron, mi prima se acercó a mi y tan solo me dijo al oído susurrando: llámame…
El siguiente encuentro fue de película, prometo compartirlo con vosotros cuando tenga un hueco para escribir…